Andrés Huarquila
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El racismo viene siendo una forma discriminatoria desde hace varios años en Estados Unidos. El 17 de julio de 2014 Eric Warner, un afroamericano asmático de 43 años, murió asfixiado por la Policía de Nueva York. Le habían detenido porque supuestamente vendía cigarrillos ilegales. En 2015, un policía blanco, detuvo a Scott por tener una luz trasera rota, en North Charleston, Carolina del Sur. Este salió corriendo y el policía le disparó hasta ocho veces, tal y como se puede comprobar en un vídeo publicado por The New York Times.
En 2020 se vuelve a evidenciar un acto criminal de racismo, la muerte de un hombre de tez negra llamado George Floyd, quien fue detenido por haber intentado comprar con un billete de $20 falso. El policía, quien detuvo al “negro”, puso su rodilla en el cuello hasta asfixiarlo. El ahora occiso según reflejan los vídeos que se volvieron virales, grita desesperadamente: ¡No puedo respirar!, grito que ahora es utilizado en las protestas por los manifestantes.
Este hecho lamentable ha volcado a las calles a los afroamericanos a protestar por sus derechos.
A pesar que en 2008 los estadounidenses eligieron un presidente “negro” (Barack Obama), el racismo no bajó sus índices. Parecía que esta manera de tratar ofensiva a otra persona por su color de piel había llegado a su fin en los Estados Unidos de América, pero el haber estado gobernados por uno hombre de raza negra no fue motivo para reducir el odio de los “blancos”.
La indignación ha llegado a que personas de color que ocupan altos cargos critiquen esta acción violenta y la posición que ha tomado el presidente Donald Trump. Tal es el caso de Ken Frazier, presidente y director ejecutivo de la multinacional farmacéutica Merck, Frazier señaló que las protestas son la respuesta a la tardanza de las autoridades en actuar contra los responsables de la muerte de Floyd.
El trato que recibió el ahora occiso fue inhumano, para Frazier, según el diario español El País .
Según la BBC, los afrodescendientes se han lanzado a las calles de más de 140 ciudades de todo el país, en una revuelta “pacífica” para que sean respetados como personas y que dejen de ser perseguidos por el odio de algunos racistas.
Estas protestas además han generado varios actos vandálicos en tiendas comerciales, desorden en las calles y enfrentamientos con agentes de la policía . El mandatario estadounidense, a través de su cuenta Twitter, calificó las protestas como “actos de terrorismo”.
En estas manifestaciones, los “negros” alzan su voz de protesta para concienciar que por ser de color no merecen ser maltratados mucho menos asesinados y para que se haga justicia por la muerte de Floyd. Además para ser vistos por la sociedad en igual condición que un “blanco”. Las revueltas también tienen como fin que estos actos no se vuelvan a replicar en un futuro, que el peso de la ley sea tajante para quien las cometa y que la las personas vean que ser negro no es algo raro o sinónimo de asesinato.
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