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Las cascadas de Balsapamba, un manantial de vida

Foto del escritor: NTE ExpressNTE Express

Actualizado: 8 ago 2019

Belén Ureta, Sara Auz, Marissa Icaza


Caudal de balsapamba


Las aguas cristalinas y con poderes curativos acaparan la atención de propios y extraños, quienes visitan el cantón ubicado en la provincia de Bolívar, a 20 km de Babahoyo (Los Ríos) y a 68 km de Guaranda (Bolívar).


El olor a tierra húmeda y el color verde que predomina en medio de la vegetación, recrea un ambiente pacifico, que invita a dejar atrás la rutina y el ritmo frenético de la vida en la ciudad. Mientras se avanza por el sendero que se oculta en medio de la neblina y los árboles, se puede escuchar a lo lejos el zumbido que produce el salto de agua sobre el tramo de un curso fluvial.


Risas, conversaciones y anécdotas comienzan a surgir de imprevisto, rompiendo esa atmósfera de silencio que envuelve a la naturaleza. Los turistas que se dirigen a las cascadas principales de Balsapamba, comienzan hablar entre ellos a cerca de todas las actividades que realizarán en ese día. Por la forma de hablar y el rubor sobre sus mejillas denotaban que eran la de Sierra.


La primera que puedes encontrar es la cascada “la milagrosa”, Geovanni un joven que al parecer no pasaba de los 20 años, se quitó la mochila que llevaba sobre sus anchos hombros la dejo a un lado de una gran roca y luego se sacó la camisa, la misma que colgó en una de las ramas de los árboles que habían allí. Quedando solo en bermuda se sumergió en las aguas mágicas.


Cuando terminó de bañarse se notaba a un Giovanni diferente, tenía un mejor semblante, aunque un poco tembloroso por el frío y envuelto su cuerpo en una toalla, decía que se sentía renovado incitando a sus compañeros Joel y Carlos a entrar a la cascada, quienes se negaron en un principio pero luego de tanta insistencia accedieron. Es verdad, dijo uno ellos -me siento poderoso- mientras soltaba una pequeña risa picara. Una vez que terminaron los jóvenes tomaron sus cosas y se dirigieron al pueblo en busca de algo que comer.


Al salir de la cascada “La Milagrosa” en todo el cruce, había un camión Toyota blanco 2007 cuyo dueño estaba lavando mientras escuchaba música, por el ritmo se trataba de una bachata. Luis Ordoñez quien no quiso revelar su edad, pero por las arrugas en su rostro se trataba de un hombre de 60 años, contaba que el origen del nombre de la Cascada se remonta de 1987, cuando dos muchachos que andaban por el lugar en estado etílico, se zambulleron en las aguas de la vertiente, mientras el chorro caía por sus rostros empezaron a sentirse sobrios y con mucha energía.


Desde ese momento se empezó a correr la voz en Balsapamba, de que las aguas de dicha vertiente eran milagrosas y capaz de curar cualquier dolencia. Incluso algunos le tienen mucha fe a porque ahí encontraron el amor y también le atribuyen propiedades curativas para dolores musculares y de los riñones.


Al seguir por el sendero más adelante se encuentra otra cascada “el libertador”, su nombre tiene relación con Simón Bolívar, quien en aquella época paso por aquel lugar junto a los héroes del Pichincha y se quedaron allí a descansar. A partir de ese momento se la conoce bajo ese nombre.


Antes de llegar se debe cruzar por un riachuelo, al hacerlo se debe tener precaución debido a que el moho sobre las rocas hacen que estas se vuelvan resbalosas y un paso en falso puede provocar un accidente. Por eso recomiendan ir con calzado adecuado para la excursión.


Por último antes de finalizar el recorrido por los manantiales de Balsapamba, se encuentra la cascada Azul o más conocida como Mariposa Azul, con unos jeans cómodos y una camisa blanca holgada, José Cevallos guía turístico , explicaba el ¿por qué? del nombre mientras todos atentos escuchaban cada palabra que pronunciaba aquel hombre de voz aguda y estatura media.


El nombre se debe a la variedad de insectos que habitan en el lugar , además como dato adicional dijo que cuando llega la época en la que las mariposas cumplen con su ciclo de la metamorfosis , ver como salen de sus capullos es uno de los espectáculos naturales más esperado por los visitantes.


Una vez finalizado el recorrido, con el cabello mojado y la piel arrugada por el agua, Giovanny, Joel y Carlos, retornan a sus hogares contentos mientras intercambian experiencias, pues el viaje para ellos resultó ser mejor de lo que esperaban. Los tres coinciden en que las aguas de las cascadas de Balsapamba son una fuente de vida y que deben ser visitadas por todo aquel que se encuentra abrumado por el estrés del día a día.

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