Josué Martillo
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Ciudadanos con velas y alabanzas claman perdón de rodillas y misericordia por Ecuador.
La cuarentena por el Covid-19 ha marcado un antes y un después en nuestras vidas. No cabe duda que ya nada será igual luego de esta pandemia. Ahora debemos readecuar rutinas, visitas y hasta las maneras de celebrar, todo con absoluta cautela.
Esto nos ha llevado a reflexionar sobre la fragilidad de la vida de las familias, amistades, incluso la nuestra. Es por ello que la lección más importante que me dejó esta pandemia fue la fe en Dios. Se podría decir que todo esto fue una prueba, que consistía en afirmar nuestra creencia sobre él y no vivir de apariencias.
Este virus nos enseñó que no hay que ser indolentes con nuestros semejantes, siempre debemos estar dispuesto a dar la mano a quien lo necesite y a reflexionar sobre la sociedad en la que vivimos con que existía y existen muchos actos de violencia a nivel nacional e internacional, pero que la comunidad lo tomaba como algo cotidiano.
Dentro de la fe cristiana, la oración es importante, pero descubrí en base a mi experiencia que esto ayuda mucho cuando se está atravesando una situación difícil. Debido a que no solo es dedicarse a pedir, sino a dar; es decir, tener empatía y ponerse en los zapatos del prójimo.
Esta situación nos ha enseñado a actuar de manera correcta y leal, empezando desde el hogar. Durante este encierro hemos aprendido a valorar todo lo que sucede en nuestras vidas, sean grandes o pequeñas, no importa el dinero y que títulos de propiedad o de estudios tiene, lo más valioso es que todos somos iguales y vulnerables ante cualquier enfermedad.
Debemos reconocer que a lo largo de este tiempo, el hoy es lo que importa; hacer las cosas de corazón y con amor hacia nuestro entorno más cercano. Entender que en esta vida todo es incierto y nada debe estar dado por hecho.
Dentro de las redes sociales se generaban diversos comentarios motivadores en el periodo de crisis y una frase que llamó la atención fue la del ex jugador de baloncesto y autor del libro 'Inteligencia espiritual y deporte, Ismael Santos: "Hay que volver a lo que realmente nos hace humanos y aceptar que no se puede ir tan deprisa."
Y esto es cierto, puesto que en este tiempo muchas personas sentían que las horas del día les sobraban al no tener nada qué hacer. Pero lo que nos tocó hacer, fue a valorar el tiempo y dedicárselos a las personas que realmente nos importan.
La pandemia del coronavirus ha obligado a todos a adaptarse a una nueva normalidad, el mundo cambió y nosotros debemos también cambiar. Este cambio no solo se trata de algo físico o incluso sanitario, claro que esto es importante, pero no lo es todo.
En medio del caos, el miedo, la incertidumbre y los problemas que afrontamos y afrontaremos, solo hay una cosa que siempre se mantendrá, este es el amor; principalmente el amor a Dios.
Estas deberían ser las verdaderas reflexiones que ha dejado la cuarentena en las familias ecuatorianas.
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