Kassandra García, Diana Hurtado, Miguel Moscoso
Grupo de turistas disfrutan la vista panorámica en Cerro El Muerto
Escaladas en Cerro El Muerto, paseos en lancha y avistamientos de delfines en el Puerto son actividades ecoturísticas que realzan a El Morro un destino ideal para salir de la rutina.
A lo lejos aparenta ser un hombre acostado con las manos sobre su pecho. Al acercarse, pierde la forma y se convierte en un conjunto de tres elevaciones rocosas naturales de 100 metros de altura sobre el nivel del mar, que se realzan hacia el cielo imponentes y majestuosas.
Se trata del Cerro El Muerto, perteneciente a la parroquia rural de Guayaquil ‘El Morro’, ubicada a 90 km del cantón General Villamil, Playas. Su perfil costero obedece a una geología de terrenos calcáreos con pequeñas piedras marinas y en todo su territorio habitan más de 5.000 personas, según cifras del Censo de Población de 2010.
El contraste del cielo con el matorral amarillo de sus senderos traslada, por un momento, a los escenarios de las películas del viejo oeste. Este lugar es indicado para practicar deportes: excursionismo, escalada, y otras actividades como el camping, que ayudan a potenciar el ecoturismo.
Alejandro Pincay, propietario de “Los Puertos", única operadora en actividades de aventura de la zona, destaca que su meta a futuro es que el Ministerio de Ambiente declare cómo área protegida al lugar.
El ecoturismo es una acción que se desarrolla sin alterar el equilibrio del ambiente.
Para el presidente de la Cámara de Turismo del Guayas, Holbach Muñeton, es una tendencia que busca compatibilizar esta industria con la ecología. Y menciona algunos ejemplos alrededor de Guayaquil, como Manglares El Salado, haciendas bananeras y cacaoteras.
Sin embargo, para que El Morro logre potenciarse, es necesario cumplir parámetros de seguridad y comunicación, sin dejar a un lado el apoyo de las empresas públicas, privadas y unión de la comunidad.
Para Pincay, Cerro El Muerto es una mina de oro en Ecuador. Aquí se encuentra el Santuario de la Virgen de la Roca. Para llegar hay que subir escaleras, respaldadas por quince columnas con imágenes de Jesucristo labradas a mármol.
María Duarte, turista, resalta que los paisajes son espectaculares y la Virgen de la Roca demuestra la religiosidad del lugar.
Hasta llegar a la cúspide, se pasan senderos cubiertos por vegetación (guayacán y muyuyo). Su recorrido a la primera parte dura 40 minutos, se recomienda escalar con guía, vestimenta adecuada y agua.
Wilfred Pozzo, jefe técnico de Escalada de la Federación Deportiva del Guayas, explica que “El Muerto” es el único lugar de origen natural donde se realiza este deporte en el Guayas y añade que es necesario utilizar herramientas necesarias como: cuerdas, arneses, cintas express, mosquetones y un casco para ejecutar este ejercicio con seguridad.
El cerro posee dos miradores, ambos permiten contemplar la caída sol. Para recorrerlos, se toma dos horas de extremo a extremo, se aprecian aves endémicas (periquito del Pacífico y la tortolita ecuatoriana) según estudios del Departamento de Medio Ambiente de la Prefectura del Guayas.
Puerto El Morro, es un lugar ideal para practicar esquí acuático, paseos en lancha que permiten el avistamiento de aves y delfines. El recorrido dura aproximadamente dos horas y tiene un costo de $5 por persona.
La gerenta de la promotora turística, Puerto El Morro Tours, Mónica Ramírez, manifiesta que tal biodiversidad es un destino para la exploración de esta parroquia. “Cuidamos del ecosistema, la seguridad del turista y fortalecemos el ecoturismo”.
Para observar a los cetáceos, se emiten silbidos. La inercia del mar posibilita contemplar desde la superficie la silueta del delfín y los turistas aprovechan fotografiarlos.
Michael Díaz, quien disfruta el avistamiento en lancha , califica al puerto como un lugar acogedor por la calidad de su gente, sus paisajes y afirma que volverá a visitarlo.
Katty Andrade, coordinadora de “Instameet", una comunidad de fotògrafos que promueve el turismo a través del tretrato , coincide con Díaz que el Morro posee una belleza natural que motiva a plasmarla en fotos y publicarlas en sus redes sociales.
Lugares que concentran siglos de historia
Un peculiar aroma se percibe en las calles del barrio Campo Alegre de la parroquia. Es el olor del pan recién salido del horno de leña del local San Francisco. La panadería construida de guayacán es una de las más legendarias de toda la Costa del Pacífico por sus 101 años. Su dueño es Wimper Consuegra, reconocido en el sector como “Don Bonny”.
El establecimiento es el único en distribuir el producto a sectores aledaños y hacer encomiendas al extranjero. Así lo manifiesta María Granada, nuera de Consuegra, quien forma parte de la cuarta generación que preparan panes de dulce, enrollados, roscas, quesadillas y pastelillos.
A pocos pasos se encuentra la emblemática Iglesia San Jacinto de El Morro, de casi 300 años. El templo lleva este nombre en honor al santo polaco San Jacinto de Cracovia, quienes los indios Chanduyes reconocieron como su protector en 1737.
Su fachada engaña a muchos. Aparenta ser de cemento, pero en realidad el 60% de su estructura es de madera y adobe, posee un diseño similar a la antigua Catedral de Guayaquil. Su peculiar forma está inspirada en una embarcación, detalla Wilson Consuegra, organizador del Comité de festividades de la parroquia.
Cerro El Muerto y Puerto El Morro guardan un sinnúmero de aventuras y experiencias para los visitantes, desde senderismo por caminos agrestes hasta la degustación de delicias preparadas en hornos de leña en la tranquilidad de los caseríos. Estas y otras vivencias hacen de estos lugares una opción atrayente para los turistas que visitan la ruralidad de Guayaquil que forma parte de su identidad.
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