Leonor Oyague L
El uso excesivo de aparatos electrónicos infiere en el comportamiento de infantes
Según el Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (INEC), alrededor de 55 mil niños entre 5 y 11 años poseían un teléfono inteligente hasta el 2016. La cifra aumentó casi a 63 mil infantes en el 2018 y se prevé el incremento del valor al final de década.
La llamada generación Z (quienes nacieron desde la mitad de la década de 1990 a mediados de la década de 2000), fue la primera en obtener internet a una edad temprana. Por lo tanto, son propensos a padecer de enfermedades a futuro por falta de sueño. Un tercio de niños a nivel mundial no duermen las horas necesarias por el mal manejo de aparatos electrónicos como celulares o tablets.
“Las rabietas empiezan cuando ya pasan los 45 minutos”, comentó Carla Moncayo de Serrano. Ella es mamá de Victoria, quien tiene 4 años y usa la Tablet de su papá por media hora. Según Carla, su hija no ha tenido problemas al dormir, ella controla estrictamente el tiempo de sueño de la menor a través de un dispositivo electrónico.
Silvana Plaza, licenciada en Párvulos, explicó que un menor de dos años debería dormir alrededor de 13 horas y un niño de cuatro, aproximadamente 12. Comentó que hay niños que duermen en clases o tienen mal humor por usar los aparatos hasta altas horas de la noche.
Una investigación realizada por la Clínica de Trastorno de Sueño de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), mostró que el uso excesivo de Smartphones disminuye el sistema inmunológico, provoca el síndrome de visión de computadora, torticolis y problemas en el canal auditivo. No dormir produce un exceso de cortisol y adrenalina que además de causar insomnio, aceleran el corazón y la presión arterial.
El cerebro segrega melatonina, un químico que sirve como depurante ante las actividades del día a día y prepara al cerebro para receptar nueva información. Un seso que no ha descansado lo suficiente no es capaz de retener información.
Silvana piensa que los niños usan la tecnología como un mecanismo de defensa, aunque algunos lo emplean como una herramienta de autoaprendizaje. Otros se enfocan en el dispositivo y no establecen relaciones reales. La parvularia comentó que es preferible no darle un celular a un infante menor de dos años porque la luz artificial es nociva para su desarrollo. El tono medio azulado de esa luz evita que el cerebro entre en estado de somnolencia y por consiguiente los infantes tendrían problemas al dormir.
Existen aplicaciones que ayudan al desarrollo cognitivo y sensorial infantil, como Kidotopia, un sistema de estimulación en los niños a nivel digital. Paola Yanqui, mamá de Samuel, de 2 años y medio, sostuvo que esas alternativas de aprendizaje son más un deseo que necesidad. “Mi bebé prefiere ver videos musicales y no le presta atención a las aplicaciones”, dijo. Destacó los “juegos a la antigua” algo en lo que coincide con Luisa Paredes, ex representante de la Cruz Roja en el Ecuador. “Antes vivíamos sin teléfonos ni tablets, nos divertíamos con muñequitas de papel, trompos y crecimos bien. Felices”, añadió Paredes.
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